Está deprimido porque sus propios hinchas se le ríen

Las carcajadas no siempre son sinónimo de alegría: para el joven holandés Royston Drenthe significan humillación, tristeza y quizás el final de muchos de sus sueños de futbolista.

"Necesito el cariño del Bernabéu para triunfar en el Real Madrid", confesó el jugador de 21 años la semana pasada. Pero de cariño, nada. A Drenthe se le apagó la sonrisa, su rasgo más peculiar desde que llegó al Real Madrid, hace 18 meses. Las carcajadas que escucha de su propia afición cada vez que toca la pelota lo sumieron en una depresión y una crisis de ansiedad. ¿Resultado? Drenthe le suplicó al entrenador que lo excluya de los partidos. Ni siquiera quiso jugar en un entrenamiento contra el Castilla, filial del club blanco. "Drenthe me pidió no ir convocado. Está sufriendo de ansiedad. Es un chico joven que necesita todo el apoyo de las personas que trabajan con él", reveló en la madrugada de hoy Juande Ramos, entrenador del Real Madrid, a la radio Cadena SER. "Como técnico haré todo lo que pueda para ayudarlo, porque tiene mucho potencial", añadió. No queda ni rastro de la alegría con la que aterrizó Drenthe en el Real Madrid. Desde el primer día se ganó el aprecio de su vestuario por sus constantes bromas, pero ahora está descubriendo la parte más cruel del fútbol. Drenthe llegó al Real Madrid por expreso deseo de Pedja Mijatovic, director deportivo del club, quien no tuvo inconveniente en pagar 14 millones de euros (algo más de 17,8 millones de dólares) al Feyenoord holandés. Se trataba de un proyecto de gran jugador y lo avalaba su destacada actuación con la selección holandesa en la Eurocopa sub-21 de 2007, en la que fue proclamado mejor jugador del torneo. Jugó poco en su primera temporada, con Bernd Schuster como entrenador, y la hinchada comenzó a desencantarse con su rendimiento. "No es jugador para el Real Madrid", se comentaba ya entonces. Comenzó la nueva temporada, que se planteaba decisiva para su futuro, pero lo cierto es que las cosas no le han podido ir peor. Los comentarios sobre la supuesta poca calidad del jugador comenzaron a extenderse en la tribuna, y desde los primeros partidos se escucharon murmullos cada vez que controlaba un balón. La situación comenzó a deteriorarse muy profundamente con el partido jugado el 14 de diciembre en el Camp Nou. El Real Madrid se presentó en el campo del Barcelona con una gran lista de lesionados y Drenthe fue titular. Era su oportunidad.Todos los ojos del madridismo se pusieron sobre él cuando en la primera parte disfrutó de un mano a mano con Víctor Valdés, pero desperdició la gran ocasión al disparar al cuerpo del arquero. Luego, el Barcelona ganó por 2-0 con Lionel Messi como estrella y los hinchas del Real Madrid culparon a Drenthe de buena parte de la derrota. Pero lo peor estaba por llegar. Drenthe jugó el 25 de enero ante el Deportivo de La Coruña en el estadio Santiago Bernabéu y recibió entonces el peor de los reproches que se le puede hacer a un jugador: la burla. Ya no es que el holandés recibiera abucheos cada vez que tocaba el balón, sino que tuvo que escuchar la carcajada, como cuando fue a intentar desbordar a un contrario y la pelota se le quedó atrás. Drenthe abandonó el estadio entre lágrimas, completamente hundido, después de recibir la burla de su propia hinchada. Ramos está preocupado por lo que sucede. "Es un chico joven que necesita el afecto de la gente. No es fácil jugar delante de 90.000 espectadores", dijo el entrenador.

Según Cadena SER, la dirigencia del Real Madrid había llamado severamente la atención al jugador por su supuesto gusto por la noche madrileña, una noticia que tampoco ayudará mucho a mejorar la relación con su hinchada.
Fuente: DPA