Los conflictos que vive por estos días el plantel de San Lorenzo podrían desembocar en la renuncia de Miguel Angel Russo, a pesar de las dos victorias oficiales con las que comenzó el año, antes de la derrota frente a Godoy Cruz.
La historia comenzó en la pretemporada misma, con actitudes de algunos futbolistas que enojaron al entrenador y que lo obligaron a adoptar posturas bastante drásticas.
Las grietas se fueron haciendo visibles y el técnico pidió pista para borrar a varios de los referentes del equipo.
Por caso, Andrés Silvera y Adrián González fueron perdiendo protagonismo entre los titulares, a tal punto que el delantero -a poco de comenzar el Clausura- cruzó públicamente al DT.
Incluso Silvera amagó con irse a Vélez porque el entrenador iba a elegir, supuestamente, a otros delanteros.
La intervención de los dirigentes evitó que la sangre no llegara al río, aunque hubo un caído en combate, Bernardo Romeo, que ni siquiera fue inscripto en la Copa Libertadores.
En tanto, los dirigentes hicieron todo lo posible por ubicar a Agustín Orión en el Valencia español a pedido de Russo, aunque no tuvieron éxito en la empresa de sacarse al arquero de encima.
Y otro capítulo bastante explosivo de la crisis tuvo lugar el último domingo, en el nuevo Gaómetro, cuando, luego de ser expulsado, Gastón Aguirre se fue vociferando su enojo con el DT por haberlo hecho jugar de lateral derecho, cuando su posición natural es la de marcador central.
Frente a ese escenario, Russo le confió a sus allegados que no volverá a tolerar un desplante de ningún integrante del plantel y que tiene el visto bueno de la comisión directiva para tomar decisiones duras. Caso contrario, se irá, pase lo que pase con los resultados.
Las grietas se fueron haciendo visibles y el técnico pidió pista para borrar a varios de los referentes del equipo.
Por caso, Andrés Silvera y Adrián González fueron perdiendo protagonismo entre los titulares, a tal punto que el delantero -a poco de comenzar el Clausura- cruzó públicamente al DT.
Incluso Silvera amagó con irse a Vélez porque el entrenador iba a elegir, supuestamente, a otros delanteros.
La intervención de los dirigentes evitó que la sangre no llegara al río, aunque hubo un caído en combate, Bernardo Romeo, que ni siquiera fue inscripto en la Copa Libertadores.
En tanto, los dirigentes hicieron todo lo posible por ubicar a Agustín Orión en el Valencia español a pedido de Russo, aunque no tuvieron éxito en la empresa de sacarse al arquero de encima.
Y otro capítulo bastante explosivo de la crisis tuvo lugar el último domingo, en el nuevo Gaómetro, cuando, luego de ser expulsado, Gastón Aguirre se fue vociferando su enojo con el DT por haberlo hecho jugar de lateral derecho, cuando su posición natural es la de marcador central.
Frente a ese escenario, Russo le confió a sus allegados que no volverá a tolerar un desplante de ningún integrante del plantel y que tiene el visto bueno de la comisión directiva para tomar decisiones duras. Caso contrario, se irá, pase lo que pase con los resultados.
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