River y Boca tienen por estas horas dos caras bien opuestas pero no el mismo sustento. Es decir, los de Núñez celebran un presente de ilusión pero dependen de Cristian Fabbiani, ya que el delantero desequilibra y logra con su presencia lo que no se consigue con un juego colectivo que no genera grandes expectativas. En Boca, por el contrario, las cosas no se dan pero se sabe que hay plantel como para revertir y mejorar la situación: es cuestión de tiempo.
La pregunta que deberían hacerse los hinchas millonarios es hasta cuándo podrán sostener una serie de resultados que no reflejan lo que pasa en la cancha. También cabría el interrogante acerca de si es bueno depender tanto de Fabbiani, un jugador distinto que por ahora no se encuentra en condiciones de jugar 90 minutos.Con Fabbiani en óptimas condiciones, el asunto será distinto. Pero a River le falta mucho todavía. Néstor Gorosito –y esto debería ser un alerta para los simpatizantes- se enoja porque le reclaman un mejor juego y hasta ironiza con pedir perdón por ganar.
Es raro que Gorosito haya tomado esta postura sabiendo de su identificación con el club. Él sabe, como muchos otros, que en River no sólo sirve ganar, sino que también cuenta jugar bien, algo que se ha convertido en la gran asignatura pendiente por estas horas. Boca transita horas inciertas en el torneo local. Perdió con Newell's en la Bombonera y luego con Lanús, de visitante.Carlos Ischia minimiza la situación, lo cual tal vez sea positivo si es de puerta afuera y lo hace para tranquilizar a sus dirigidos. Pero al mismo tiempo, sabe que tiene jugadores como para revertir la situación.En pocas fechas más, Boca volverá a ser el gran equipo argentino que es: tener en sus filas a Rodrigo Palacio, Martín Palermo y Juan Román Riquelme sirve como ejemplo para dejar en claro que no es un plantel común sino que está para mucho más.Claro que a esos apellidos hay que sumar muchos más, lo cual garantiza que más antes que después Boca volverá a estar en la pelea. No se sabe, en tanto, si River podrá mantenerse en la lucha, pues Fabbiani aporta el juego que no pudieron, todavía, aportar sus compañeros.
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