El clásico entre Defensores Unidos de Zárate y Villa Dálmine, de la lindante ciudad de Campana, también fue terreno propicio para que las barras hicieran de las suyas, tal como acostumbran en los últimos tiempos.
Esta vez quienes la pasaron mal fueron los jugadores de Dálmine, quienes fueron visitantes. Los hechos violentos se produjeron a pesar de los anuncios al respecto y de la fuerte presencia policial, cuyo operativo finalmente falló.Es que los 140 efectivos apostados para evitar la violencia no impidieron que los barras de Defensores atacaran el ómnibus de los jugadores del equipo de Campana.Como consecuencia del hecho, se informó que habría tres personas heridas.Sin embargo, no hubo detenidos, lo que es una muestra más de la impunidad con la que los barras se manejan en el fútbol argentino.
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