Un camisón rosa es el poco convencional castigo adoptado por el técnico del equipo brasileño, Roberto Fernandes: los jugadores que entrenaron mal, deben vestir la ridícula prenda -que incluye una caricatura al frente- sobre el uniforme en el entrenamiento siguiente.
La Orden de Abogados de Brasil (colegio gremial) protestó intensamente al considerar que el castigo tiene un componente de humillación pública y prejuicio inaceptable para cualquier categoría profesional.
El presidente de la OAB, Cesar Britto, reclamó para los futbolistas "las mismas reglas de respeto a la dignidad de la persona que se aplican a los trabajadores" y amenazó: la práctica puede ser considerada "delito".Ni entre sus colegas el entrenador obtuvo eco. "No me pareció bien, en el fútbol existen otros medios de motivar", dijo a la prensa deportiva el técnico del Palmeiras, Wanderlei Luxemburgo.
La primera víctima fue el mediocampista Jairo, que el miércoles tuvo que entrenar antes del partido vistiendo el ridículo camisón rosa con una muñequita estampada en el pecho, encima del uniforme del equipo del sureño estado de Santa Catarina.
El técnico intentó explicarse, en nota del equipo, en la que asegura que la idea fue de los jugadores: "Es una broma normal en la mayoría de clubes que los jugadores elijan el que más y el que menos participó del entrenamiento y definan" un premio o penalización."Es una broma sana que continuaremos practicando", afirma el jugador que vistió el camisón.
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